sábado, 12 de febrero de 2011

Rencuentro

“..¿Por qué, por qué me obligo a ser alguien que no siente nada?…Tus manos me sueltan y es que no sé, no sé lo que voy a hacer…sabes bien que no tienes nada que darme…me duele y sangro y sangro y sé que no cambiará..Tengo miedo de sentir…tengo miedo de sentir…”
Se interrumpe la melodía conducida por dos cables blancos que llegaban hasta sus oídos…
Caminaba a paso lento por la avenida central… era una tarde bastante fría del segundo mes del año. Vestía un abrigo largo color verde oliva, pantalón oscuro y botas color café…
El cabello ondulado y desarreglado, los ojos a medio maquillar, los labios fríos coloreados de un tono poco común que resaltaba de los matices grises de su ser…
Voltea su mirada hacia la izquierda y lo ve…
Una silueta más que vista, no era nada diferente a los demás, delgado y alto como muchos otros…
Se encontraba parado en la entrada de aquel café llamado “La esquina”, paredes de colores serios y puertas amplias.
No se daba cuenta de cómo lo miraba…cómo analizaba su mirada profunda llena del color de otoño detrás de unos lentes que le daban el aspecto de haber observado tanto…
Cómo miraba su boca, sus labios que sonreían, su cabello oscuro y alborotado…

Una ráfaga de aire frío hizo que los cabellos le cubrieran el rostro y los ojos a medio maquillar…Por unos segundos lo perdió de vista, hasta que con su mano pálida y helada cuidadosamente retirara la lluvia negra de su mirada.
Sonreía como loca, su corazón  parecía estar dominado por alguna fuerza sobrenatural, quería salir de su pecho para sentir por primera vez el aire, aunque éste fuera frío.
Colapsaba desde la cabeza hasta la planta de los pies, a su alrededor  las luces de los autos se desvanecían lentamente, los sonidos se fusionaban violenta y uniformemente con el viento que la envolvía y aquellas sombras negras que transitaban por la gran  avenida se difuminaban con el paso de los segundos…
Baja la mirada y su semblante se torna serio, como antes. En su cabeza las mariposas comienzan a hacer la revolución de dudas que la atormentaban por las noches…
Da un paso y retrocede, otro más y se queda parada.
Lo vuelve a observar haciendo el recorrido visual desde abajo…
Observa de nuevo sus ojos hipnóticos, su sonrisa que le hacía recordar y suspirar …
El  viento frío también juega con su cabello, lo alborota y deja en paz...lo baja y vuelve a subir..
Pero él solo sonríe y hace un intento por acomodar su ondulada y oscura cabellera…
Mira su reloj y proyecta su mirada indicando búsqueda…comienza su lento recorrido visual de un lado a otro, hasta que fija sus ojos escondidos en el  otro extremo de la acera.
La ve parada y quieta evadiendo su mirada con ternura…
Le sonríe y espera respuesta…
 Clava su mirada profunda en el acto de sus labios que jugaban con sus dientes perla.
Ella esquiva con timidez las miradas y las sonrisas, disimula observando el letrero del Café  lleno de colores y letras que decían en lista: “Leche con chocolate y malvaviscos, Capuchino, Moka, Café solo, Café para enamorados, El café del rencuentro, Café sabor…”
Sonríe y vuelve su mirada hacia él.
La vuelve a recordar y se le escapa un suspiro.
En su mente se dibujan de nuevo los recuerdos, las miradas y sus grandes ojos color café, el contacto con su piel olor a vainilla, la fragancia de su cabello largo y oscuro, las canciones que cantaba a su oído,  el sonido de su voz cuando hablaba y reía… el sonido de sus lágrimas cuando le dijo adiós.
Se queda inmóvil unos segundos con la mirada clavada en el suelo, a él también lo invadían las mariposas nocturnas de la duda…
Ella suspira una y otra y otra vez…
Se traga un grito y cierra los ojos...
Sus recuerdos se presentan en serie conjugándose con los segundos en que había estado observándolo…tan despistado como siempre.
Abre lentamente y suavemente los ojos…
Le devuelve la sonrisa y clava su mirada en la de él, haciendo explotar de nuevo al universo…
Ella quiere correr y abrazarlo…
Él quiere correr y besarla…
Sonríen y él hace un ligero movimiento con la cabeza de lado a lado…
Despega lentamente los labios para gesticular palabras mudas…
Sonríe y responde de la misma manera, despegando suavemente sus labios coloreados del único color que sobresalía de su ser…
Avanzan con un paso corto…se detienen y se pierden entre sonrisas y miradas.
Los entes en movimiento no se detienen, las luces vuelven a brillar como antes…como siempre.
La puerta del café se ha abierto… murmullos y sombras salen riendo y avanzado firmes…
Se hace a un lado reacomodando el libro de pasta azul bajo su hombro…
Desvía la mirada por un instante, da espacio para que sigan transitando las sombras…
Ella sonríe y vuelve a recordar, suspira y decide desalojar a las mariposas de su cabeza…
Camina dos pasos, duda de  un tercero, hace pausa y retrocede su mirada hacia él…suspira y niega con la cabeza…da un cuarto paso, avanza y la música sigue sonando…
Camina rápido mientras siente congelado el rostro…
De sus ojos comienzan a brotar lágrimas que se cristalizan con el aire frío.
Toca sus pómulos, recorre suavemente las mejillas  con sus pálidas y congeladas manos…
Retira el sobrante líquido de los cristales…
Mira al cielo y cierra fuertemente los ojos…alguna sombra la golpea y sigue su camino…
Él vuelve la mirada hacia el otro extremo y ve el vacío… ya no está.
Hace otra vez un recorrido con los ojos, ahora es rápido y desesperado.
Se toca el cabello que ha sido revuelto otra vez por el viento frío y traga lágrimas…
Da un paso y baja de la entrada del Café.
Acomoda una vez más el libro bajo su hombro, sube por el canal de la nariz sus lentes y avanza…
Mete una mano al bolsillo de la chaqueta negra y saca ese objeto dictador…
Detiene su mirada un momento en esa pequeña pantalla, hace un gesto…
Vuelve a meter la mano en su bolsillo y deja en reposo indefinido al objeto.
Camina hacia la izquierda, lo duda…
Camina hacia la derecha y se detiene…
Camina hacia el frente…guarda un poco distancia y espera que algún ente con luces y ruedas se detenga para pasar…
Inclina la cabeza rápidamente y corre, llega al otro lado…
Camina uno, dos, tres pasos…corre contra el frío viento…
Comienzan a escucharse sonidos al caer los pies contra el piso…
Mira hacia abajo…
Cristales pequeños y rotos…
Se detiene y clava la mirada en uno…
Lo recoge, lo sostiene por unos segundos entre sus manos frías…
lo aprisiona ahora  con una sola mano…
Levanta la mirada cristalina y la mira…
Ella camina cada vez más rápido…
Más sombras negras se hacen presentes…ahora toman color y forma…unas ríen, otras solas…
Mira hacia todos lados…
Se detiene…
Él corre… mantiene el deseo de volver a respirar su aroma a vainilla..
Se pierde entre las sombras que han cumplido la metamorfosis…
Las retira cuidadosamente del camino…
La pierde de vista…
Choca contra una sombra…
Avanza con más cuidado..
Esquiva sombras…
Percibe su aroma…
Ya no hay cristales…
Se detiene….
Ella voltea…lo siente cerca…
Esquiva con la mirada a las luces y “sombras”…
Lo alcanza a ver... de nuevo las mariposas…
Retrocede unos pasos…vuelve a sonreír…
Camina más… se acerca…
Él cierra los ojos…se queda inmóvil y trata de recuperar el aliento…
En su mano un cristal…Reacomoda otra vez su libro azul…
Pasos cerca… más cerca… un aroma diferente…casi cítrico…
Una mano tibia ha acariciado su hombro….luego su rostro con cuidado… ha besado sus ojos quietos…y ahora sus labios...
Las sombras se desvanecen una a una, no por completo…
Han dejado verlo…
Está inerte, inmóvil y quieto…
Una sombra diferente enfrente de él….
Acaricia su cabello despeinado…
Recorre lentamente su rostro frio…
Besa suavemente sus ojos quietos…
Y ahora los labios….
Le sonríe y él despierta…
Sus ojos se han abierto y quedado fijos…
Ve a través de la “sombra” de olor casi cítrico y la ve a ella…
Otra vez el viento frío ha jugado con  su lluvia negra dejando el rostro cubierto…
Lo retira suavemente con sus manos pálidas y frías…
Se escuchan golpecitos de hielo contra el piso…
Le sonríe tragando gritos…
Soltando lágrimas…
Él la sigue mirando a través de la sombra frente a él…
Ha soltado el libro azul…
Aprieta fuertemente su mano derecha en puño…
Sangra…
Llora…
La pierde entre más sombras…
Oculta un suspiro largo y triste inundado de impotencia detrás del beso de su amante con olor cítrico…
Las sombras siguen avanzando…
Ella se pierde…
Camina uno, dos, tres pasos y corre…
Corre…
El viento frío la intenta detener…
No la detiene…
Trata de jugar con ella…
Le toca el rostro con delicadeza..
Cristaliza sus lágrimas…
Alborota su melena…
La besa en los labios de color extraño…
Se detiene…
Traga otro suspiro…
Camina…
Un paso, otro más…
Pausa…
Las sinfonías inundan seductoramente sus oídos…
Llora…
Camina…
Llora…
Continúa la melodía conducida a través de cables blancos…

“…¿Qué va a pasar?...no quiero ver…muere mi piel…te quiero ver, te quiero ver…no sé cuánto vaya  a pasar…y quiero cegarme, quiero cegarme y no sé…tengo miedo, tengo miedo, tengo miedo de sentir…”




jueves, 10 de febrero de 2011

Ayer soñé
Soñé que te besabasoñé que mis labios fríos palpaban cuidadosamente tu piel estremecida, tibia y suave
Soñé que te besaba, que tus manos se encontraban con mi rostro y así dibujabas una y otra vez constelaciones uniendo mis lunares
Soñé que te besaba, que tu aliento y tus suspiros se fusionaban con los míos desbordando un manantial de agua tibia con un sabor tan a ti
Soñé que te besaba, que mis labios recorrían con dulzura tus mejillas, tus pómulos, tu frente y tus ojitos. Tus ojitos que estaban cerrados, con el deseo de guardar aquel momento para siempre en la memoria infiel.
Soñé que te besaba que descubría poco a poco el misterio de tu ser, lo oscuro de tus ojos, lo dulce de tus labios, lo tibio de tu piel, lo cálido de tu respirar, lo enigmático de tu voz quieta, casi muerta
Soñé que te besaba que nos sobraban las miradas y nos faltaba piel
Soñé que te besabay no importaba nada, más que el deseo de morir en tus pupilas profundas y renacer una y otra vez en la comisura de tus labios
Soñé que te besabay dejaba de ser yo.
Soñé que no había espacio ni tiempo entre nosotrosmás que la melodía rítmica compuesta por nuestras respiraciones, tan tuyas, tan mías, tan de los dos
Soñé que te besabay al despegar lenta y suavemente nuestros labios, desperté.